EL MERCURIO InfoTonal

Nº 3 - 10 de julio de 2005

Información de lo de Aquí

por Santiago L. Pavillard


11 de Septiembre, 11 de Marzo, 7 de Julio...., ¡San Fermín!

Inspeccionando la mente del Homo aznarinus


A Pilar Manjón y a tantos otros que buscan las causas

 

Nuestra cimarrona derecha española lleva unos meses en la oposición. Y de aquí para allá, más allá de la oposición, del bien y del mal, del presente y del futuro, se mueve un señorito con bigote convertido en think-tank del pensamiento simple. Han pasado muchos meses desde nuestro último InfoTonal, y nos hemos dejado en el tintero un artículo acerca de la estrategia dominante del Homo aznarinus: en un terreno político polarizado por el halcón y la paloma, aparece un tercer actor, la gaviota: animal ecológicamente oportunista y carroñero. Ésa es la política de este tipo de homínidos, cuyo fósil director es José María Aznar. Desarrollaremos el tema en otra ocasión.

Con motivo del ataque terrorista contra los usuarios del transporte londinense, el día 7 de julio de 2005, Aznar envió una carta a su ex-colega de la foto de las Azores, su amigo Tony. En el texto le dice: "Sé muy bien lo que supone un ataque como éste". Y luego, elegantemente, le señala cómo afrontar la situación: "Y sé contigo que la mejor manera de reaccionar ante el terror es la determinación de toda una nación para derrotar el terrorismo..."

Nosotros también sabemos lo que supone un ataque terrorista, y cómo reaccionar. Pero sabemos algo más: cuáles pueden ser sus causas, frente a un Homo aznarinus que considera que todo efecto tiene sus causas, con una señalada excepción: el del terrorismo, fenómeno cuyas causas da igual las que sean. No sólo éso: también las identidades de los terroristas da igual, porque todos son lo mismo.

El ex-presidente Aznar, para lograr esa "determinación de toda una nación para derrotar el terrorismo", y en virtud de su desprecio a la verdadera identidad de los terroristas, organizó al día siguiente del atentado de Madrid del 11-M, por propia iniciativa, una multitudinaria manifestación en las calles de la ciudad, al tiempo que su ex-ministro del Interior, Ángel Acebes, y el propio Aznar, mentían con verdadero empecinamiento señalando a ETA como autora de la masacre. Es bien triste que en aquel día de los atentados, Arnaldo Otegui, portavoz del entramado de ETA, dijera la verdad, y el Gobierno del PP, mintiese. Para quien lea este texto lejos de Madrid tal vez no aprecie la importancia de la autoría del atentado - en aquella ocasión más aún, debido a unas elecciones generales que se iban a celebrar tres días después, y por haberse situado Aznar de forma tan visible, tan irresponsable, junto a un personaje que la Historia pondrá en su sitio: Bush hijo -. España estaba metida en un avispero por mor del prestigio y la influencia exterior buscada por un inspector de Hacienda obsesionado por llegar a ser un estadista. No era lo mismo, desde luego, que fuera ETA o que fuera al-Qaeda. Y como lo sabía perfectamente el gobierno, por eso mintió como mintió.

Nosotros fuimos testigos de la manifestación en la calle Génova, frente a la sede del Partido Popular, al día siguiente de la manifestación organizada por el Gobierno: el lema que se repetía como un rosario, era: "¡Quién ha sido!, ¡Quién ha sido!". Nosotros acudimos no convocados por ningún mensaje de telefonía celular, sino al conocer la noticia, escueta, en la página web del diario El Mundo, que se estaba produciendo una manifestación justo enfrente de la sede del partido en el gobierno. Desde las siete de la tarde hasta cerca de las diez de la noche estuvimos atentos a todas aquellas personas que salían del metro y quedaban asombrados por la muchedumbre y por el grito potente que pedía saber. Muchos que asistieron a la improvisada manifestación - sí, improvisada, aunque unos pocos se pusieran de acuerdo en ir juntos - no pensaban acudir a votar al día siguiente. Lo que vieron les hizo cambiar de parecer.

Desde aquí afirmamos dos cosas:

- Que el Partido Popular iba a ganar las elecciones porque había logrado convencer al electorado del PSOE de que ganaría las elecciones. Y que las perdió en cuanto Acebes afirmó más allá de toda prudencia que era ETA la autora. Sencillamente, equivocó la estrategia.

- La gente acudió a votar al PSOE al día siguiente pensando que ganaría el PP. No hubo un triunfo del PSOE, sino de la ciudadanía, que venció su modorra no debido al ataque terrorista, sino a los embustes del gobierno. Fueron votos de castigo de una izquierda remolona y aburguesada contra la derecha, que finalmente se convirtieron en votos que dieron la mayoría al PSOE. Las elecciones se perdieron, las perdió Aznar y las perdió Acebes.

Así, Aznar, aunque no se presentaba a las elecciones, fue desalojado de La Moncloa de un patadón del pueblo en su trasero de gaviota carroñera y oportunista. Y por ahí sigue doliéndose. Ha escrito un par de libros, ha creado una fundación para desarrollar su ideario de ideas simples, moderadas, reformistas y liberales, reclamando el centro y la normalidad, dos ideas simples y concretas en la mente del Homo aznarinus. O yo, dice Aznar - y ahora Rajoy también lo imita - , o caos.

Inspeccionando la mente de este tipo de homínido no hemos encontrado, sin embargo, un razonamiento que nos extraña no haber escuchado aún en programas de radio como el del afamado vendedor de crecepelos Carlos Herrera o del pasmado Juan Pablo Colmenarejo, en Onda Cero, o en el del erudito historiógrafo y paralelógrafo César Vidal (a quien le recomendamos que tome Bitovel, que son las pastillas de testosterona que damos a nuestro canario para que mejore su canto, y que tanta jerarquía eclesiástica necesita), en la cadena COPE (de la que no mencionamos a Federico Jiménez Losantos porque le consideramos un taxón aún por clasificar pero claramente de rasgos más primitivos), y dicho argumento es el siguiente: se acusa al Partido Popular y al anterior gobierno de José María Aznar de haber mentido acerca de la autoría del atentado de Madrid del 11 de marzo de 2004. Pues bien, el atentado de Londres demuestra claramente la conexión del grupo terrorista vasco con al-Qaeda, al haberse cometido el 7 de julio, festividad de San Fermín. Y de todos es conocido que San Fermín es patrón de la capital de Navarra, y que Navarra forma parte de Euskal Herria, según los independentistas vascongados. Así pues, la conclusión es clara y simple, como todo en esta vida: el atentado es obra de ETA, es decir, el IRA de Blair. Y lo de Madrid, pues más de lo mismo.

Este partido político de H. aznarinus está dispuesto al caos. Hace años fue la crispación. Entonces era el GAL. Ahora parece ser el atentado de Londres. Creen que fueron desalojados del poder por una izquierda que se valió de cualquier cosa para ganar las elecciones del 14-M. Y ahora se sienten dolidos por aquello y están rabiosos. En esta tesitura, si hubiera un nueva masacre en Madrid, el Partido Popular, ¿qué haría? No habiendo elecciones generales, contribuiría al caos hasta que las hubiera, señalando al gobierno como causa del caos; señalando a los socialistas como autores del caos por estar en el gobierno - y ellos, claro, en la oposición -. Ésa es nuestra derecha, la derecha de la nación española, cimarrona, cuyo símbolo es la gaviota.


El Mercurio

Última revisión: 18/08/2006